TAREA MODULO 1

 

Cuando aprobé las oposiciones en el año 1988 de auxiliar de reparto en Correos, (profesión que de manera tradicional se relacionaba entonces con el género masculino), yo tenía 20 años y mi primer destino fue en una ciudad de 33.000 habitantes. Desde el primer día que me presenté a trabajar fui objeto de discriminación directa por razón de género por parte del jefe y de algún compañero. Era la primera mujer que iba a trabajar allí como cartero, todos mis compañeros y el jefe eran personas con edades que iban de los 40 a 60 años y éste último las primeras palabras de bienvenida que me dijo es que tenía que haber pedido una localidad más grande donde pudiera estar trabajando en la ventanilla vendiendo sellos. También me dijo que dos años antes una chica que había aprobado como subalterno y al mostrarle su trabajo en la estación de tren descargando sacas del vagón postal, había renunciado.

Las primeras oposiciones en las que pudo participar mujeres como auxiliar de reparto fue en el año 1979, por lo que todavía habían pocas, el reparto se hacía en la bolsa de cuero, que vacía pesaba más de 2 kilos. No tenía la fuerza física para transportar la bolsa repleta de cartas, pero la llenaba algo más de la mitad, y volvía a la oficina a por más. Con el tiempo ya me compre un carro de la compra y la forré con una saca y en tres años ya nos facilitaron carros con el logotipo de Correos y carteras  de nailon que eran más ligeras. Ello no sólo facilitó el trabajo a las mujeres sino también a los hombres que ya no tenían que llevar 20 kilos a hombros.

Las palabras de mi jefe me produjeron mucha rabia y me motivaron para no renunciar a mi plaza y demostrar que podía hacer el trabajo y seguí estudiando para promocionar.

Es tarea de todos conseguir eliminar los prejuicios de género que de generación a generación se siguen transmitiendo a la juventud de nuestra sociedad, y que mejor ocasión, que aprovechar el entorno educativo, siendo que el aprendizaje en el grupo de iguales, mejora la posibilidad de cambio.

La educación y la formación, son un elemento básico de concienciación y de creación de actitudes críticas ante los modelos y estereotipos sexistas,